Seguro que todos tenemos en nuestra familia una o varias
tías de esas que más que hacerte regalos te hacen castigos; una de dos, o
realmente carecen de todo sentido del gusto o simplemente te odian.
Más de uno estará rememorando ahora, aquel cumpleaños, en
que llega tu tía, vamos a llamarla Pili,
con un regalo cuidadosamente envuelto, y tú intuyendo el terrible suceso le sonríes y sueltas un pero
no te hubieras molestado, no era necesario, y ella te responde también
sonriendo pero si no es ninguna molestia,
lo hago con mucho gusto! (el qué hace con mucho gusto? que alguien me lo
explique….).