Vivió y murió muy pobre, tomaba fotografías de forma casi compulsiva, llegando a acumular más de 100.000 negativos, algunos de ellos carretes sin revelar; dada su humilde condición no podía permitirse revelar todo el material. Ella solo hacía las fotografías, casi como una necesidad vital, aunque nadie, ni siquiera ella misma, las viese luego.
Su historia es verdaderamente peculiar.
Vivian nació en New York en 1926. De origen francés y austro-húngaro, paso su infancia entre Francia y Estados Unidos.
Siendo aún muy pequeña, su padre abandonó a ella y a su madre y entonces ellas convivieron una temporada con una pionera de la fotografía, la surrealista Jeanne J. Bertrand. Es posible que ahí naciera su interés y su vocación.
Con 25 años se mudó a New York, y 5 años después a Chicago, donde pasó la mayor parte de su vida. Trabajó durante 40 años como niñera. Allí murió en 2009.
En su tiempo libre tomaba instantáneas del mundo que la rodeaba, sobre todo de la gente, etnias desfavorecidas y humildes, vidas invisibles.
Hasta finales de los noventa, disparo incansablemente casi a escondidas de los ojos de los demás. Incluso de los propios, puesto que muchos de los carretes que tiraba ni siquiera fueron revelados, porque no podía permitírselo.
A finales de su vida, fue muy pobre, y sobrevivió los últimos años gracias a tres de los niños que había cuidado en su vida, fueron éstos los que pagaron su alquiler y se encargaron de sus cuidados hasta su muerte.
En 2007, su obra salió a la luz, cuando John Maloof estaba buscando información para escribir un libro sobre la historia de Chicago, y compro el archivo de fotografías ( que habían sido encontradas en un mueble que le habían embargado ) en una subasta. El archivo contaba con más de 100.000 negativos y pago por el 380 dólares.
Luego de revisar el material, finalmente lo desechó para su investigación, pero decidió rentabilizar su inversión vendiendo la obra por internet. Fué allí donde el reputado crítico e historiador de fotografía Allan Sekula descubrió el tesoro, y se puso en contacto con él para evitar que siguiera dispersando aquel material prodigioso y lleno de talento.
Consiente ahora sí de su tesoro, Maloof empezó con el trabajo de investigación y recuperación del trabajo de Vivian Maier.
Sus fotografías están dotadas de una modernidad, personalidad y calidad insólitos para la época y situación en que fueron tomadas.
Siempre con su espíritu documentalista, rodó también en super 8 varias cintas documentales con la misma temática social.
Sin duda, uno de los tesoros ocultos del siglo XX.
Como perla, os dejo el trailer de su documental:
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