Teniendo en común los ingredientes básicos, la focaccia puede estar hecha de una gran variedad de formas, tanto por sus condimentos como por su elaboración, dando lugar a diferentes denominaciones: crescenta, schiaccia, chizzuola, pizza, fogazza, torta, gastella, messinese, pinza, cofaccia y otras.
En esta ocasión, os traigo una variante muy sabrosa, la receta de mi madre.
Para esta preparación necesitamos:
1/2 kilo de harina250 cc de agua tibia
1 cucharada de sal
2 cucharadas de aceite de Oliva extra virgen
25 grs. de levadura prensada
Preparación:
Colocamos la harina en forma de corona, agregamos en el centro la levadura disuelta previamente en el agua, la sal y el aceite. Mezclamos, y vamos amasando hasta formar un bollo suave.
Le hacemos un corte en la parte superior en forma de cruz, y dejamos levar hasta que la masa duplique su tamaño.
Tomamos el bollo, y lo colocamos en el molde, aplanándolo con los dedos, hasta darle la forma deseada.
Agregamos por encima aceite de oliva y sal gorda. Salpicamos con agua fría.
De esta forma el agua cubrirá los huecos que nuestros dedos han ido dejando en la masa. Con esto conseguiremos que al hornear nuestra focaccia, estas zonas se quedan blancas, sin dorarse, ya que el agua impide que el aceite llegue a toda la masa.
Llevamos al horno precalentado a 170º ( de arriba y de abajo) hasta que la superficie esté ligeramente dorada.
Espero que la pongáis en práctica para deleitar a familiares y amigos.
Disfrutar del Finde!
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